Por María Carmen, especialista en educación de Prisma ONG.
Es muy frecuente en estos tiempos escuchar a amigos docentes, padres y madres decir “los chicos han cambiado, ya no sé cómo hablarles, cómo enseñar” ¿Qué hacer para ya no sentirse abrumados y frustrados? Simplemente les digo que no hay recetas, pero si caminamos juntos iremos descubriendo y construyendo respuestas.
Soy una #orgullosadocente, que ha pasado por la escuela en diferentes contextos y niveles, y después de haber sobrevivido a una pandemia donde perdimos mucho y a muchos, siento que hemos tenido que reconfigurar el SER MAESTRO(A).
¿A qué desafíos nos enfrentamos hoy como maestros y maestras?, les comparto mis reflexiones sobre esta pregunta tan trascendente:
1. Debemos REDEFINIR nuestro rol como maestros
Hoy en día la información está al alcance de todos y en cantidades inconmensurables; pero ¿qué hacer con esa información? ¿para qué nos ayuda? Es ahí donde la inteligencia artificial, como chat GPT, no nos puede reemplazar, porque acompañar trayectorias de vida demanda escuchar, dialogar, emocionarse, contemplar, reflexionar, empatizar y ese es uno de los grandes desafíos que enfrentamos como personas y como maestros.
2. Educar para fortalecer nuestro ser RESILIENTE
No podemos negar que la humanidad se ha vuelto más vulnerable, los entornos más inciertos y frágiles. Es ahí que como maestros necesitamos fortalecer capacidades que nos permitan ayudar a los estudiantes a convivir con estas realidades, desde una perspectiva de gestión del riesgo y la incertidumbre, para favorecer su adaptación frente a amenazas climáticas, sociales, emocionales, políticas o de otra índole.
3. Educar para acoger al DIVERSIDAD.
Parafraseando al filósofo surcoreano Byung-Chul Han, hoy ser diferente es una osadía y un acto subversivo, es necesario que los estudiantes y maestros aprendamos a reconocer la diversidad no como amenaza, sino como riqueza; así tendremos que ir encontrando juntos caminos para construir desde la diversidad.
4. Educar para EXPRESAR mis emociones con normalidad
Hace poco escuché a una joven inmigrante que tomó la iniciativa e inició una conversación conmigo en el bus, y dentro de estame dijo: “¿sabes qué me llamó la atención cuando llegué al Perú? Que cuando uno expresa sus emociones lo miran raro… si dices que estás triste, fácilmente te etiquetan y ya estás ‘depre’ ”. Eso me dejó pensando mucho como maestra: ¿sé escuchar? ¿sé expresar mis emociones? ¿las identifico con facilidad?
Es definitivamente un desafío hoy escuchar en medio de tanto “ruido”.
Creo, a manera de conclusión, que hay muchas preguntas, muy pocas respuestas, menos recetas; pero lo que sí sé, es que el SER MAESTRO(A) cobra más relevancia en estos contextos donde la incertidumbre y cambios son predominantes, y desaprender para aprender nuevamente será nuestro aporte trascendente.
¡Feliz día del maestro (a), colegas!
